lunes, 5 de octubre de 2015

Trabajo Para los alumnos de 1er Semestre de Preparatoria Carrera de Informática

El trabajo consiste en elaborar un documento igual a este:

Copiando la información de aquí:
Compendio de técnicas de lectura rápida

Elaborado por
Arturo González-Ortega y Sierra

PRIMER PASO: IDENTIFICAR Y DEJAR ATRÁS LOS HÁBITOS NEGATIVOS.

1. Evitar distracciones sonoras: Mientras se aprende el proceso de lectura rápida, se recomienda no escuchar música favorita, de hecho puede ser recomendable no escuchar música del todo. Puede recomendarse escuchar música clásica, pero siempre hay que escoger sinfonías o piezas que no conozcamos. No es necesario mencionar que mientras se lee, hay que evitar encender la radio o la televisión.
2. Evitar escuchar las palabras en la cabeza: es muy común que al leer los pensamientos se desvíen a otros asuntos y cuando nos damos cuenta debemos leer de nuevo el párrafo o incluso toda una página completa porque simplemente no pusimos atención. En caso de suceder esto, es recomendable estar lo suficientemente atento para identificar el momento en el que comenzamos a distraernos, detener la lectura, respirar profundamente dos veces y concentrarnos de nuevo en el texto.
3. Dejar de mover los labios: ya sea que se esté leyendo en voz alta o solamente los estamos moviendo sin emitir sonido, es un mal hábito que retrasa la velocidad de lectura. Se llama sub-vocalización a este hábito. La razón en muy simple: el ojo puede adquirir una velocidad de movimiento que los labios no pueden alcanzar para emitir el sonido de la palabra o el movimiento del labio tampoco alcanza esa velocidad.
4. Evitar leer palabra por palabra: En el proceso de lectura rápida no es necesario pasar el ojo palabra por palabra, agregado a los ejercicios que nos deben dar una vista periférica, la concentración en la lectura procesa el entendimiento de las palabras aún sin siquiera leerlas, incluso en una buena concentración y plena empatía con la lectura, se pueden predecir las ideas a las que la lectura nos lleva.
5. Evitar el movimiento excesivo de los ojos o de la cabeza: Con una serie de ejercicios se aumentará la velocidad de lectura con una vista periférica en lugar de estar moviendo excesivamente los ojos o la cabeza, evitando dolores de cabeza por agotamiento visual.
6. Concentrarse para evitar la regresión: Es muy común distraerse y regresar a leer un renglón o toda una frase, pero hay dos factores que intervienen en ese proceso, la falta de entrenamiento en la lectura puede aumentar ese mal hábito, que puede ser provocada por preocupaciones externas o agotamiento. Si se ha recurrido por lo menos dos veces a la regresión de renglones, eso también puede indicar un agotamiento y es recomendable suspender la lectura, respirar profundamente, realizar un par de ejercicios de estiramiento y ya despejado el cerebro en no más de dos minutos, retomar la lectura.
7. El ambiente adecuado: Ya mencioné las distracciones sonoras, pero también es importante las distracciones físicas, el lugar de lectura siempre debe contar con una buena iluminación, evitar corrientes fuertes de aire, en la medida de lo posible, evitar el paso de gente y lugares donde haya niños jugando o personas hablando. No estoy diciendo que se debe leer en un lugar aislado, porque en realidad estamos tratando de desarrollar habilidades de lectura rápida y comprensión lectora en el menor tiempo posible, muy diferente a una lectura recreativa que perfectamente puede llevarse a cabo en una cafetería o un parque.
8. La Postura: Se está buscando que nuestro cerebro capte las ideas más importantes de una lectura, no de que pasemos horas de lectura y que por lo tanto buscaríamos comodidad, como recostado o sentado en un sillón. La lectura rápida exige mantener una postura adecuada antes de cómoda, lo que quiere decir que es buscar la postura adecuada para estudiar, recomendando que se trabaje sentado frente a una mesa o escritorio con el libro ligeramente inclinado y que podamos tener cómodamente el lápiz o el instrumento con el que vayamos a guiarnos (explicado más adelante).

SEGUNDO PASO: ESTAR DISPUESTO A CAMBIAR LA FORMA DE LEER.
9. Revisa el material: Como una forma de preparar tu lectura, revisa el libro, los documentos o el elemento que necesites leer rápidamente, esto de dará una idea como un mapa, leer el índice te dará la ubicación de los capítulos a los que tu cerebro recordará cuando llegues a cada uno, como ejemplo.
10. Cambiar de actitud frente a la lectura:  Usualmente el estado de ánimo con el que nos disponemos a realizar una lectura determina el nivel de concentración y de velocidad. Si se trata de textos que nos entretienen normalmente no ponemos resistencia, pero si se trata de algún documento con el que debemos trabajar, hay que comprender que cada lectura ofrece la oportunidad de brindar más conocimientos que perfectamente podemos aprender después. Siempre el conocimiento debe ser un factor que nos atraiga.
11. Con la visión global ubicarás las ideas más importantes: Al realizar tu mapa del texto, comenzarás a detectar el sentido y objetivo final por el que te llevará la lectura, de tal forma que en el índice podrás ser capaz de identificar las palabras que emiten las ideas más importantes. Durante la lectura, habrá párrafos que simplemente comprenderás con la idea del título y algunas palabras más.
12. Evita caer en las lecturas reiterativas: Existen técnicas literarias sobre todo las periodísticas que son reiterativas para diferentes objetivos que pueden ir desde dejarle clara la idea al lector hasta el llenar espacio para el periódico. En el caso de noticias se considera que siempre es necesario mantenerse informado de Quien, Qué, Cómo, Qué y Por qué, de tal forma que no es necesario leer todo para extraer esos datos, ya que con la técnica de lectura rápida, se pueden identificar esas ideas con una vista periférica.
13. Selecciona tus lecturas: Es posible que en el momento que elabores el mapa de la lectura puedas hasta decidir qué capítulos te brindan información y cuáles no, lo mismo puede suceder si al revisar párrafos separados de la lectura encuentras elementos que te permitan decidir si vale la pena leerlo o no.
14. Comprender la información: Uno de los mayores problemas que surgen al comenzar a leer más rápido, es tratar de retener la información, pero solamente debe funcionar así: el lector debe estar conectado con los conceptos que se vierten en la lectura, de tal manera que lo que debe memorizar es el concepto general, es decir, entender la idea global de la lectura.
15. Realiza resúmenes: Otro problema que puede surgir con la lectura rápida es que se puede olvidar fácilmente lo que se leyó con el transcurrir de pocos días. Así que si se trata de una lectura que deberá ser analizada posteriormente con otras personas, puede ser una buena herramienta escribir un resumen con las ideas más importantes que nuestro cerebro capturó y resaltó.

TERCER PASO: MODIFICAR EL RITMO DE LECTURA.
16. Practicar diario: Para que la velocidad de lectura aumente, es necesario practicar diariamente, quienes promueven técnicas de lectura rápida sugieren dedicar al día 20 minutos, pero es muy probable que con 10 minutos basten para iniciar el hábito, ya que la falta de costumbre y el entrenamiento de los ojos puede provocar dolores de cabeza o malestares en los ojos.
17. Mide el tiempo de lectura: Selecciona un libro y cualquier página que no tenga ilustraciones de cualquier tipo servirá. Cuenta los renglones y posteriormente cuenta las palabras que veas dentro de un renglón y saca el promedio de palabras, esto lo obtienes multiplicando el número de renglones por el número de palabras de un renglón. Es una medida aproximada, si te parece prudente cuenta las palabras de una página, pero eso no arrojará el número de palabras dentro del libro o el texto. En este proceso, un documento en la computadora en un procesador de textos, da el dato del número de palabras (no en los documentos PDF). El efecto de contar palabras ya es una forma standard de medir el tiempo de lectura, pero también puedes intentarlo con número de páginas. El objetivo es usar un cronómetro y medir el tiempo de lectura de lo que hayas decidido leer. Registra el tiempo. Conforme vayas realizando los ejercicios de lectura, el tiempo debe reducirse. No es recomendable utilizar la misma lectura como una medida, ya que al conocer el texto, podemos incurrir en obviar el contenido y brincar algunas partes, lo que daría un tiempo engañoso de lectura.
Un estudio revela las velocidades con las que se debe leer dependiendo el tipo de lectura:
- Lectura recreativa (ocio): unas trescientas palabras por minuto.
- Lectura de consulta (selectiva): entre cuatrocientas y quinientas palabras por minuto.
- Lectura de estudio (comprensiva): entre doscientas y trescientas palabras por minutos.
- Lectura de investigación: de cinco a diez palabras por minuto.

18. Iniciar a practicar con lecturas sencillas: no es necesario iniciar los ejercicios con lecturas muy complicadas, lo que es necesario ahora es aumentar la velocidad de lectura y no la comprensión.
Con el tiempo, la comprensión se transforma en el objetivo. Podemos reconocer que NO ha funcionado el trabajo cuando sea necesario releer todo porque no hemos comprendido la lectura, eso es un error de concentración. Pero con el ejercicio, poco a poco se eliminará.

DOS TÉCNICAS, UNA LLEVA A LA OTRA:
Quienes promueven las técnicas de lectura tienen opiniones encontradas con las siguientes técnicas:
-Utilizar un lápiz (o cualquier cosa que pueda funcionar como señalador) y guiar nuestros otros a través del renglón. Aquí sí es necesario seleccionar una página que no tenga ilustraciones de cualquier tipo para que nuestros ojos no se detengan. De preferencia usando un cronómetro para comparar tiempos; primero, leer en voz alta la página para reconocer el ritmo de lectura que tenemos, posteriormente, en silencio repasar la hoja. Realizar el ejercicio dos veces más pero en cada ocasión aumentar la velocidad del señalador.
-La segunda técnica consiste en abrir la vista periférica sobre el renglón, tratar de no mover la cabeza en lo absoluto y que los ojos realicen saltos suaves identificando las palabras más que leerlas. Algunos explican que identificar puntos de salto (espacios en blanco o sílabas que fácilmente nos permitan anticipar la palabra) es necesario para mejorar la vista periférica, en todo caso se resume a no leer la palabra, sino a identificarla, con práctica esta técnica ayuda a predecir incluso cuál es la palabra siguiente, entendiendo la oración sin tener que leerla, ahorrando tiempo de lectura. Esto es usar la vista periférica. Esta técnica tiene algunas deficiencias si se trata de textos especializados con información con la que no estamos familiarizados. En esta situación, de tratarse de datos, especificaciones técnicas o científicas de un tema que no dominamos, no es recomendable.
Sintagma.
Existen palabras dentro de las frases que tienen la función de señalar el sentido especial a la idea o un grupo de palabras funcionando en recalcar una idea:
Por ejemplo la frase sencilla “él es capaz de leer el artículo”, ante la idea de que prácticamente cualquier persona puede leer un artículo, se recalca la idea de que esa persona tiene la capacidad por alguna característica especial de leer el artículo. Entonces, en la lectura rápida, lo que debe resaltar no es que alguien puede leer el artículo, sino que una persona en especial puede  leerlo. Siendo esto el asunto primordial de la idea.
Otro ejemplo puede ser:
"El colegio de mi hermana está cerca de mi casa"
Quedaría reducido a: "colegio hermana cerca casa", siendo las palabras que arrojan la idea las que debemos distinguir.
La técnica busca que la vista sobrepase sobre las palabras y que el cerebro automáticamente arme el significado.
Lo que deriva a la idea de adelantar y predecir el sentido o simplemente captar globalmente la idea sin detenernos a tratar de comprender los detalles que hacen la idea, es por el contrario, tener la idea global y posteriormente buscar los detalles.

Global a Particular o Particular a Global.
Esto refiere a técnicas de comprensión que llevan a métodos de estudio.
Para comprender algunos conceptos matemáticos, los profesores llevan primero por el camino de los detalles para después tener la idea global.
Un ejemplo es que es necesario comprender las multiplicaciones para poder realizar posteriormente las ecuaciones de primer grado.
Pero para comprender la historia, los profesores suelen llevar a un entorno global y posteriormente dar los detalles, el contenido y lo que definió el momento histórico.
No incorrecta ninguna de estas dos técnicas, simplemente llevan por caminos diferentes de la comprensión.
Estas técnicas se pegan mucho incluso a nuestra manera de comprender el mundo, la manera en la que nos relacionamos con nuestro entorno se define por cualquiera de estas dos formas. Pero para la lectura rápida, es necesario familiarizarse con las ideas globales primero y posteriormente los detalles que conforman la idea. De tal forma, que si es necesario, profundizar en el estudio del tema.
Pero usar las dos técnicas es igual de válido. Prácticamente la primera puede derivar en la segunda.
Curiosamente, una buena forma de ejercitar es conseguir un libro en un formato del programa Word, ya que al leerlo, podemos colocar el cursor en el punto donde iniciará nuestra lectura, del teclado, utilizar la flecha derecha y el cursor iniciará su camino sobre las palabras, debemos seguir con la mirada el cursor y no permitir que se adelante. Este ejercicio simple, podrás saber que ha sido superado cuando ya tu vista se adelante a la velocidad del cursor.


COMPLEMENTOS:
Existen algunos libros que están destinados a aumentar el vocabulario, si la lectura es sobre un área que ya dominamos no debería existir ningún problema, ya que si hay una sola palabra que desconocemos, con el contexto podemos comprender su sentido.
Como se señala, cuándo se trata de áreas nuevas de conocimiento para nosotros, no es recomendable el uso de la lectura rápida, ya que existirán precisamente vocablos que desconocemos y que nos llevarán a ideas que no dominamos, derivando en una comprensión vaga de la lectura.
También se puede tener a la mano una libreta donde podamos anotar las palabras que necesitamos buscar. Pero ese es un recurso que no funciona con la lectura rápida, ya que primero rompe el ritmo y después será muy difícil recordar la ubicación exacta de la palabra para recordar en qué contexto se usó.
Cabe señalar que es necesario el pleno conocimiento de reglas ortográficas que permiten el correcto sentido de una palabra o frase.
La sintaxis del material otorga el sentido de las ideas, tener nociones claras y dominio del tema incrementará la velocidad de lectura.

OBJETIVO FINAL.
El objetivo final de la lectura rápida es extraer la información necesaria de un texto en el menor tiempo posible para ahorrar tiempo.
En este proceso, el ejercicio constante de este método de lectura, también ayuda a mejorar la concentración, ya que con el paso del tiempo, el cerebro se entrena a fijar su trabajo en un solo lugar.
Un ejemplo que se usa es un conductor que va a 50 u 70 kilómetros por hora, puede desviar su atención al estéreo a una conversación o incluso a un alimento.
Ese mismo conductor a una velocidad de 120 kilómetros por hora, reduce sus distracciones y desecha lo que pueda interrumpirle su concentración en la velocidad.
Sobra decir que mejorar la concentración en la lectura, también se reflejará en otras actividades.
No tiene sentido hacer una lectura rápida de un texto si no cuentas con nociones del material o si no retienes la información importante. Por lo tanto, una de las habilidades más importante que debes desarrollar es la habilidad para reconocer cuando debes leer más despacio.
Además, hay ciertos tipos de texto que no deben ser revisados rápidamente. Estos incluyen los trabajos de ficción, la literatura clásica, la poesía y las obras de teatro. Este tipo de textos son trabajos de arte, donde cada una de las palabras fue escrita con la intención de ser leída y analizada. Pierdes gran parte del valor del texto si lo lees de forma rápida.
Con la lectura rápida no se trata de memorizar, sino de comprender y aprehender el conocimiento vertido en los textos.